jueves, 30 de abril de 2009

PESCA O TRABAJO?

Mi obsesión por esto de la pesca, no es nada nuevo, pronto publicare algo intentando explicar el porque y cuando empecé a pescar(a intentarlo por lo menos).Ahora me centrare en una época en la que yo no tenia Carnet de coche todavía, y dependía de la "ganas de pescar" de algún compañero. Esto era para mi una limitación que me creaba una gran ansiedad al no poder poner en practica todo lo que en mi cabeza rondaba. Yo era pescador de agua dulce,y aunque ya había tenido algún tímido contacto con el mar, no había puesto en practica todas mis ideas. Estaba trabajando en la construcción, restaurando una bellista casa en un mini pueblo de la costa brava, era el año 1998 o 1999 mas o menos, en el mes de noviembre, la casa estaba a unos 200 0 300 metros de la playa y yo me pasaba el día viendo como se esfumaban las horas, y con ellas mis posibilidades de pescar un día tras otro, esto para mi, era una sensación indescriptible con palabras, de verdad ,era dolor interno, espero que alguien me entienda, no se si es enfermedad, obsesión... porque no eran ganas de sacar peces( no me gusta el pescado para comer) eran ganas de pescar, de lanzar señuelos al agua, de notar el contacto con el mar, que se yo...¡¡. Una mañana, me presente a las 6'30 con la caña de spining escondida detrás mi mochilita en la que llevaba la comida del día y ropa de abrigo, pues pasábamos el día entero en la obra y estábamos a 100 kilómetros de casa, el jefe me miro de arriba a abajo y sorprendentemente se metió en la furgoneta y no me dijo nada, el primer escalón estaba superado... Llegamos al pueblecito y empezaba una brisita de noreste que seguramente acabaría en tramontana fuerte, a las nueve de la mañana me comí el bocadillo corriendo hacia la playa, escuchando de fondo los comentarios de los "compañeros" ¡no esta chalao ni na el tío!", "y se creerá que va a pillar algo" "mirarlo,¡¡ni se come el bocadillo¡¡". Bocadillo en una mano, caña en la otra, encima del espigon tratando de morder y lanzar a la vez, desisto en lo de morder y de jo el bocata en el suelo, el aire no sopla con mucha fuerza todavía,miro el agua y veo un banco de palometas, lanzo mi yozury y en 3 segundos de recogida la primera clavada, desclavo, la suelto, lanzo y otra, así sin parar en 25 minutos que tenia para desayunar, vuelvo corriendo al trabajo para que no pueda decirme nada el jefe. De 9'30 a 1 las horas no pasan, mi cabeza y mi corazón van a 100 por hora, por fin llega a la hora de comer, habro la mochila y cojo un filete "empanao", lo voy mordiendo como puedo mientras corro hacia el espigón con la caña en la otra mano. El viento ya sopla con fuerza, riza el mar, y las olas rompen contra las rocas debajo de mis pies,con el viento en contra se hace difícil lanzar lejos con un equipo tan ligero, pero le busco la vuelta y logro lanzar entre ráfaga y ráfaga, en el primer lance, mas o menos bueno, noto el primer parón, se suelta inmediatamente, deduzco que no son palometas esta vez, son mas grandes y su silueta es de lubina, en ese momento veo doblarse lomeando tranquilamente, un pepino bajo mis pies, lo que faltaba para ponerme descontrolado completamente, lanzo de nuevo y esta vez se clava, un kilo mas o menos peso la primera lubinita que conseguía sacar del agua, no la solté, quería enseñársela o regalársela si hacia falta a mi jefe, para que no me tomara por loco o simplemente me echara a la calle... La segunda no se hizo esperar, pero unos lances mas tarde ya no querían picar, se habían marchado? yo seguía lanzando, y en uno de mis lances el viento se llevo el señuelo hasta la arena, recojo, y al entrar el señuelo un metro en el agua castañazo que te crío, casi dos kilitos peso la del castañazo, estaban la mayoría muy cerca de la orilla y no dudaban en atacar mi yozuri una y otra vez. La hora paso en un minuto para mi, cogí las lubinas y fui corriendo a enseñárselas a mis compañeros y mi jefe, coincidió que el dueño de la casa también estaba allí y todos vieron las capturas, había pasado de loco a triunfador,lo de triunfador no me importaba mucho la verdad, pero me serviría para poder pescar sin necesidad de esconderme a partir de ese momento. La bonanza duro un par de días mas,luego se fue la tramontana y con ella las lubinas,un pescador del pueblo que era propietario de un restaurante de la zona me comento que esto sucedía unas cuantas veces al año, el pescaba con buldo y anguilon. Cuando se juntaban tramontana, frío y agua limpia en los años siguientes, allí nos veíamos las caras de nuevo el lugareño,y yo, pero sin la compañía de nuestras añoradas lubinas(EL MINI-GAME ya se sabe...)Nunca mas las he encontrado en ese lugar con esas circunstancias.

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